Resurrection Fest 2018
11-14.07.2018 – Viveiro, Lugo
Texto: R13
Fotos: Aldara ZN
En el último momento, más tarde se confirmaría como una jugada maestra, el equipo de Rockodrome al completo vendimos nuestros abonos del Mad Cool e improvisamos una nueva visita al Resurrection Fest. A continuación, os contamos la experiencia desde nuestro punto de vista.
Miércoles 11
Gracias a un concienzudo control de la Guardia Civil, llegamos justitxs para escuchar la intro de Riot Propaganda. Tras ella, una de las últimas oportunidades que tendremos para ver a la banda ya en plena cuenta atrás hacia su desaparición. Gracias al buen sonido de lo que durante el festival será el Ritual Stage y a la compenetración que les ha proporcionado la extensa gira de presentación de “Agenda oculta” podemos disfrutar de su pulido espectáculo tanto a nivel sonoro como estético. Durante este tiempo, la realidad les ha hecho tener que volver a actualizar la letra de “Guerras púnicas” y sus referencias a Rita Barberá y Cristina Cifuentes. Entre canción y canción de sus dos trabajos, siempre sacan tiempo para el karaoke punk. En está ocasión dos temas de Eskorbuto y la habitual “Mano de hierro, guante de seda” de Habeas Corpus, que tras dos años de su separación empiezan a sonar a clásicos de nuestro punk. Se suceden los primeros circle pits y walls of death del festival, Nega pide que haya respeto y buen rollo, M.A.R.S. le contesta con sorna que “esta gente ha venido a ver a Scorpions”. No será la última broma del festival a costa de los grupos más veteranos. El concierto acaba como ya es tradición entre gritos de “UPyD! UPyD!”, no podría ser de otra forma en la jornada más gamberra y politizada del festival.
Precisamente en ese sentido es el turno de Jello Biafra and the Guantanamo School of Medicine. Con look soviético sale la leyenda del punk al escenario acompañada de su histrionismo y voz temblorosa. Tras un inicio poco convincente, el show se va convirtiendo en uno de los mejores y más divertidos del festival. Y no solo gracias a los clásicos de Dead Kennedys como “Too Drunk to Fuck”, “California Uber Alles”, “Police Truck” o “Holiday In Cambodia”. Funcionan muy bien los temas de su banda actual como “Three Strikes”. Jello Biafra también actualiza sus letras y “Nazi Punks Fuck Off” se convierte en “Nazi Trumps Fuck Off”. Ilustrando esta aversión podemos ver su camiseta en la que pone “Trump hates me” y uno de los gestos más anti-Trump que se pueden hacer: hablar en español con el público. Algo que veremos a lo largo del festival por parte de más grupos venidos de U.S.A.
De nuevo, cambiamos de grupo con un empalme conceptual, el que proporciona el rechazo a Donald Trump. Son las palabras de este, ralentizadas, las que forman parte de la intro “I Know Words” y “Twilight Zone” los primeros temas de la noche de Ministry. Contundente concierto, de los que más gustaron al personal, que se centró demasiado en su último disco “AmeriKKKant”, uno de los más lúcidos de su última etapa y de mensaje muy necesario. Para la traca final dejaron el sonido que más me gusta de Ministry, el de los clásicos “Just One Fix”, “N.W.O.”, “Thieves” y “So What”. Como Jello Biafra, Al Jourgensen procuraba comunicarse en español, al igual que lo haría más tarde Sen Dog de Powerflo. A estos los veríamos ya con menos atención, dándonos por satisfechxs con la fiesta de presentación y el día.
Jueves 12
Este año el plan es tomárselo con calma. Estamos mayores y aunque fieles del Resu desde que era un pequeño festival en la otra orilla de la ría, nos habíamos ausentado en las dos últimas ediciones. No dan mucha pereza los mogollones, eso nos hizo vender las entradas del Mad Cool por mucho Nine Inch Nails que valga. Pero gracias a la coincidencia en el mismo fin de semana de ambos festivales, más Iron Maiden y sin contar la mierda del BBK, no sufrimos la temida hellfestización. En ese aspecto, otro año más que estamos de lujo, pudiendo ver los grupos desde donde nos apeteciera. Si a esto le sumamos las comilonas en los restaurantes que más nos gustan del pueblo (no hacemos una guía para que no nos los llenéis) y uno de los años con mejor clima, como os decíamos al principio: triunfada de festival. Venga, y ahora hablemos de música.
Llegamos a tiempo para ver parte del concierto de Agoraphobia y comprobar el sonidazo que será una constante en el Desert Stage. El mejor escenario en ese aspecto, así que encantados pues es donde están los grupos que más nos interesan del festival. Tras ellas, nos acercamos a ver por segunda vez en dos semanas a Get The Shot. Desde luego, están dándolo todo para ascender en la escena hardcore y no lo digo solo por la costumbre de su cantante de caminar sobre el público.
Volvemos al Desert Stage, el ya clásico escenario contenedor de stoner-sludge-doom como nosotrxs, para ver a nuestros queridos Aathma. Dieron un serio y potente concierto pese a la poca gente congregada y que se disfrutan mejor a oscuras que a plena luz del día. Tras ellos. es la hora de Rolo Tomassi. Perfección absoluta. Me consta que ganaron varixs nuevxs seguidorxs en este concierto. Arrancaron tocando tal cual su último disco “Time Will Die and Love Will Bury It”, una buena manera de introducir progresiva su sonido que mezcla suavidad y brutalidad sobre una estructura matemática. Después de lxs de Sheffield tocaban Stick To Your Guns, unos de nuestros favoritos, lástima que fuera uno de los shows que peor sonaron del Chaos Stage, podía haber sido mítico.
Hora de cenar y sacrificar sin ninguna pena a Stone Sour o Cancer Bats, no como a Cuchillo de fuego esa misma mañana. Qué underground somos eh. Por mí el día ya está hecho, pero me quedo todavía para ver a Wolves In The Throne Room, que tardarían unas cuantas canciones en sonar como el muro de texturas que deberían ser sus tres guitarras. Después acompaño al personal a ver a Ghost y así confirmar por tercera vez lo poco que me interesan. Pese a una respetable propuesta musical, me supera el fervor que produce la parafernalia adolescente sin la que no encabezarían carteles. Tampoco entiendo bien qué hacen ocho músicxs sobre el escenario. No creo que su música, ni casi la de ningún grupo, necesite de tres guitarristas y dos teclistas, que se suman a un bajista, un batería y al cantante disfrazado de Joaquín Reyes disfrazado de Millán Astray.
Viernes 13
El viernes madrugamos para poder desayunar una pizza de pulpo y llegar a tiempo para ver a tres de los grupos que más nos gustan del festival: Boneflower, Santo Rostro y Trono de sangre. Cuando terminamos de ver la descarga de intensidad de Boneflower nos enteramos de que se han movido los horarios y nos hemos perdido a Santo Rostro. Putadón, pero el desagravio comparativo con las primeras noticias que nos llegan de las colas y aglomeraciones del Mad Cool frente a la tranquilidad que hay en el recinto del Resu. Nos acercamos hasta donde están tocando Virgen que, pese a la poquita gente congregada, lo dan todo. El cantante incluso llega a bajar entre el público para provocar que se levante el ambiente.
Seguidamente salen Trono de sangre al Chaos Stage. Nunca nos cansamos de su propuesta y no nos cansamos de recomendarlos con el objetivo de que consigan el reconocimiento que se merecen. Lo contrario es lo que sucede con los grupos con más parafernalia. Rise of the Northstar cada vez acumulan más: kimonos, caretas, mechas californianas… y el recinto empieza a llenarse para verlos. Escucharlos será tarea casi imposible pues el sonido es una bola de graves donde apenas se puede distinguir nada, en especial las guitarras. De largo el concierto que peor sonó este año. Menos mal que nos desquitamos con The Wizards y el sonidazo de sus riffs. Nivelazo. Lo mismo podemos decir de Niña Coyote eta Chico Tornado. La potencia de este dúo es infinita, como las veces que los hemos visto sin cansarnos. Como tampoco se cansaron de saltar lxs niñxs de Resukids que subieron al escenario a escuchar su versión de “Killing in the Name”.
Hora de cenar y coger fuerza para ¿Megadeth?¿Scorpions? No. Para Monolord, uno de mis cabezas de cartel. Otros de los que no nos cansamos y eso que los acabamos de ver en el Hellfest. Llega la hora del descubrimiento del festival: Turnstile. Situados en el Chaos Stage y provenientes del hardcore, proponen algo diferente y especial. No solo por lo heterodoxo de gran parte de su sonido y por su estética, también por la actitud que desprenden. Toca investigar y seguirles la pista. Tras ellos toca una ración más de Crowbar, que nos deja listxs para irnos a la cama. Los damnificados son Sick of it All, amor eterno, y God is an Astronaut. Bueno, lxs damnificadxs somos nosotrxs por perdérnoslos.
Sábado 14
La última jornada la empezamos directamente con uno de los cabezas de cartel. Suenan sirenas nucleares, salen Prophets of Rage, puño en alto y a funcionar. Suenan “Testify”, “Take the Power Back” y “Heart Afire”, tema recentísimo. Lo que empezó como un super grupo para hacer campaña anti-Trump, se ha acabado consolidando con un EP, un LP el pasado año y la cosa parece que no para. La verdad es que no sorprende que la cosa funcione, no son los 90 pero la música y mensaje de Rage Against the Machine siguen vigentes. Sorprende más que Chuck D de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill, ya entrados en edad, estén a un nivel superior que lo que pudimos ver de ellos hace más de una década.
Cómo estarán las cosas por U.S.A. para que hasta en Viveiro fuese una constante la oposición a las políticas del presidente Trump. De nuevo el grupo se dirige al público en español y Tom Morello le da la vuelta a su guitarra para que podamos leer “Fuck Trump”. El setlist es un megamix de temas de R.A.T.M., popurris de Cypress y Public Enemy y temas propios de Prophets of Rage, aunque también suenan brevemente Audioslave e incluso House of Pain. No faltan los duelos de scratches entre la guitarra de Tom Morello y DJ Lord. Para terminar, una vez más suena “Killing in the Name”, esta vez la más legítima de todo el festival e invitan a subir al escenario a Frank Carter que está entre el público. El líder de los Rattlesnakes, eufórico cómo mínimo, lo da todo cantando y acaba lanzándose al público desde el escenario.
Enfilamos la recta final con los últimos pogos salvajes del festival durante The Bronx. Además quedan todavía dos platos fuertes. Los primeros se presentan así: “Somos Stoned Jesus y vosotros probablemente gente que odia a Kiss”, no están desencaminados pero lo cierto es que hemos venido a escuchar sus riffs stoner y verles por mérito propio. El trolleo a Kiss, o a nosotrxs, no acaba y a mitad del concierto tocan “I Was Made For Lovin’ You” en plan acústico. Y, para despedirnos de la decimotercera edición del Resurrection, elegimos a unos Eyehategod más paradetes que de costumbre que también agradecen a Kiss por haberles teloneado.