Amenra: «Mass VI»

Las ganas que tenía de reseñar este disco. Amenra no necesita presentación para quienes están al tanto de lo destacado del panorama underground; mucho menos para los amantes del Sludge/Post-Metal y el Post-Rock. Estos belgas son la apoteosis del sufrimiento transformado en música, de la belleza más cruel y de la oscuridad que ampara. Amenra son la liturgia que estos tiempos necesita. Su emotividad es real, demasiado real, y los nervios se estremecen. Imposible no cerrar los ojos y dejarse llevar con su música. Imposible no sentir un desgarro en las emociones.

A falta de Isis, o si ya has quemado casi literalmente tus discos de Neurosis, Amenra viene a ocupar el inmenso hueco con efectividad y dignidad.

Este cuarto larga duración (los otros Mass son entre EPs y directos) es un trabajo que ha sido macerado con paciencia y dolor, con una calma desquiciante para obtener el resultado más óptimo con los medios y experiencia disponibles, que para nada son de bajo nivel. Años después, la larga espera desde el último disco ha merecido la pena.

Introduzcámonos en el túnel que conduce hasta el interior de la carne.

El álbum comienza con Children of the Eye. Hay intuiciones que no fallan o en las que coinciden una mayoría, y ese ambiente creciente desde donde surge la guitarra nos avisa que estamos ante un gran disco. Las tinieblas paren la melodía con lenta demencia. El ambiente ha muerto, y nos quedamos a solas con una melodía que pronto crece para permitir el paso desde el umbral al resto de la banda. Fuerza, ira, poder estéril que el vocalista, Colin H. Van Eeckhout logra transmitir a la más absoluta perfección. Durante el disco todos los músicos destacan, pero la voz resulta lo más absoluto, el vehículo entre lo abstracto de la música y el oyente. La canción posee un ritmo o motivo repetitivo que no resulta cansino, un toque arábico que hipnotiza para que seamos con facilidad parte de la experiencia. De normal mataría por saber qué se siente al interpretar desde dentro esta clase de música, pero en este caso uno se siente parte de la atmósfera. Somos uno con ella, de la contundencia de esa batería sin prisas o de un bajo que rellena hasta la última molécula de aire. Llega el clímax, la voz se torna limpia, y sólo queda sentir, llorar la misma sangre que perdió Colin durante un sufrimiento inconfesable. Momento culminante digno del género como hacía tiempo que no se sentía. Vuelvo a creer en el Sludge, cuando en verdad siempre he tenido fe. Clímax dentro del clímax y últimos gritos desesperanzados. Queda la guitarra sin tinieblas, lo que significa la absoluta soledad. Pronto agoniza y se apaga.

Un diez. Mejor inicio imposible.

Edelkroone es un interludio narrado. Intenté buscar la letra, pero resulta difícil. Por lo que intuyo, no hay felicidad en la voz. Una pesadumbre resignada hecha poema.

Damos paso a Plus près de toi (Closer to You), un tema que empieza directo, presentando una atmosfera opresora digna del Drone. La guitarra nos salva por un momento. En ese periodo apreciamos el ritmo decadente, ultra pesado de bajo y batería. Regresamos a la opresión, donde recordamos que el Sludge es el bastardo orgulloso del Doom. Un poco más de tranquilidad, pero ya estamos heridos. Toda esta negrura tan bien elaborada nos hace cerrar los ojos. Somos uno con la armonía. La estructura de la canción sucede con calma, y un cambio resulta emotivo, una pequeña esperanza antes de volver y ser cortados de golpe. Una melodía acústica queda en el aire. Pura melancolía. Parece que todo va a terminar, pero estamos a la mitad. Una guitarra Post-Rock se une a la voz. Nos narra una realidad inesquivable, un asumir doloroso. La voz en limpio es realmente preciosa, y eso suma grados a la melancolía. La guitarra refuerza, los platos de la batería dan el punto. Se avecina el clásico crescendo que se pide en este estilo de música. El todo estalla. La explosión es progresiva, muy lenta hasta que poco a poco va definiendo la emoción que se pretende. Una vez logrado, sólo queda morir.

Spijt es el otro interludio. En esta ocasión la letra sí que ha podido ser hallada. Se habla en clave poética de un miedo interior que florece hasta la piel, de una soledad eterna de quedar enterrado en tristeza. Se habla de renunciar a todo, de rendirse, de saber si uno está despierto. Parece un mensaje universal sobre el miedo. Nunca algo tan oscuro y triste resultó tan hermoso.

AmenraFoto: Aldara ZN

Llega lo que es en mi opinión de los mejores temas que ha compuesto la banda. A Solitary Reign a su vez se convierte en heraldo del género. Puede ser colocado con poco margen de error en listas de lo mejor del Sludge o el Post-Rock. Durante toda la canción hay un motivo o melodía que se repite con asiduidad. Es de las claves que nos introducen dentro para no lograr escapar ante tal composición. La voz nos va tomando del alma para meternos con calma. El bajo se va elevando, surgiendo alrededor. El ambiente es preciosista hasta que llega la distorsión que lo convierte en lo sublime. La voz en limpio contra la agónica se combinan, como si fuese la voz exterior y la interior, lo que uno expresa contra lo que en verdad se está sintiendo. Una constante de cambios ejecutados con maestría. Sucede un cambio radical a mitad que desgarra con un gutural. La guitarra ahora es más agresiva, la atmosfera es abrasiva y nos queda arder en el ensalzamiento del sonido. Las impertinencias de la voz conducen hasta un riff de guitarra invariable aunque efectivo. Regresamos a la contundencia, fusionándose lo mejor de cada género presente en Amenra. Queda morir en el ciclo creado de dolor, hasta que se deja de sentir y se flota en belleza. Morir entre una atmosfera distorsionada nunca mereció más la pena. La voz alcanza la culminación, resguardada en lo oculto por la emoción de la guitarra.

La oscuridad da paso al tema final. La melodía de guitarra se siente perdida en Daiken. Pronto unos ritmos la guían, aunque no parecen fiables. Esta pesadez es inquietante, va caminando hacia nosotros. Da la impresión que nos va a aplastar. De nuevo esa intuición de un ritmo del lejano oriente. Tormentas de arena negra que pronto nos cubrirán. La distorsión digna del mejor Sludge comienza a abrasar al mundo, en breve todo quedara tan negro como la oscuridad, y se fusionará con ésta para ser un único concepto. Este es el tema más pesado y agresivo, lo más decadente para el final, cuando ya no hay escapatoria. Una constante distorsionada que nos engancha a cabecear hasta ser uno con el ritmo. Variaciones preciosistas redondean la composición. Una joya que no devuelve la luz pero que fascina por igual. La melodía perdida ha sobrevivido a la destrucción del mundo. Se la nota diferente, la experiencia la ha convertido en otra. Acordes del apocalipsis aún perduran sonando cada cierto momento. La voz da su última confesión, no tiene donde aferrarse. Deambula hasta que sucede la abrasión final. Últimos gritos de agonía junto a instrumentos asumidos y/o resignados.

Queda la oscuridad.

Amenra Hellfest 2018Foto: Aldara ZN

No se sabe cuántos años pasarán hasta el siguiente trabajo, pero sí se sabe que volverá a merecer la pena. Amenra se coloca en el podio del Metal con merecido reconocimiento, con la impresión sobre que no pretendían tal logro. Sus directos poseen una fama de ritualísticos, de una calidad impresionante. Si en disco ya dejan a uno con el alma suelta, el directo será digno de aquella leyenda urbana sobre el Made in Japan de Deep Purple, donde alguien se dio un tiro en la sien tras escuchar la mejor interpretación posible de la ya de por sí inmejorable Child in Time. Tarde o temprano iré a verlos en directo. Si leéis la noticia sobre un chaval que se metió un tiro en la cabeza en un concierto de Amenra, sabréis cuan de magnífico es el nivel y el sonido de estos belgas que, espero, perduren por mucho tiempo más.

land of the sun cover

Land of the Sun: «Land of the Sun»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

 

Desde mi habitación (imaginad entre tinieblas, por supuesto) le doy a reproducir y comienza a sonar un Stoner que me resulta cercano. Investigo y compruebo que Land of the Sun son de por aquí cerca, de Gandía, y que, por algún motivo, apenas son conocidos. Apenas hay reseñas o entrevistas de ellos, casualidad si hay algún comentario por Youtube. En su Bandcamp hay cierta cantidad de seguidores, pero ese círculo no se ha expandido. Eso me hace pensar en la importancia del marketing, del “dar la tabarra” para poder darse a conocer, y más con un medio tan eficaz como Internet. Para hacer un poco de justicia, realizaré una reseña a este primer disco de nombre homónimo.

land of the sun cover

Horse es inicio acostumbrado del género, por lo que es contundente y lleno de esa energía pesada. Oscuridad tomando forma, ritmos bien marcados y una voz con efecto perpetuo que suena entre lejana y etérea. Las melodías son las justas, guiando el camino el vocalista. Fuerza y ganas por parte de los tres miembros. Un excelente inicio.

Karma parece burlona, nos convence al comenzar con una melodía feliz de guitarra para después darnos un ataque frontal inevitable, como el propio karma. En este tema destacan los ritmos y el cómo va progresando, los cambios entre partes y la voz que ha cogido cierta fuerza, reforzada por la guitarra, que se luce llegados a la parte final, donde toda la banda hace homenaje a los inicios del estilo con cierto ritmo que los seguidores del género ya han desgastado a base de mover el cuello.

Look Up ya da desde la primera impresión una influencia a Queens of the Stone Age, ya sea por la estructura o esa guitarra tan característica. El bajo se remarca en este tema, y llegados al estribillo confirmamos la influencia. Un gran tema del que es imposible no moverse. Muy bien compuestos los ritmos, donde destacan por la parte final.

All Alone continúa la estela del anterior tema. Una negrura bien definida que te va llevando hasta una zona central donde todo cambia casi radicalmente. Un ataque de locura sana bien llevado (o tratado) para acabar en otra especie de cambio de ritmo, una semi-epopeya del momento. Bastante emocionante este final.

Slow Desert ya anuncia con el nombre lo representativo del género. Se inicia una especie de duelo entre la guitarra y el bajo, una imitación mutua donde acaban fusionados para elevar la melodía principal. El bajo toma la batuta al tiempo que con calma avanzamos por este desierto. De repente tropezamos con ¿la tormenta? ¿De agua o arena? No hay escapatoria y, con acertada emoción que va elevándose, los instrumentos van luciéndose y combinándose para lograr un clímax digno. Un gran tema instrumental con personalidad.

Faster regresa al estilo clásico. No puedo evitar sentir ahora cierta influencia de los Mastodon más Stoner. Un tema más denso donde hay que ir apartando las hebras de sonido para adentrarnos en el corazón.

Care se anima más combinando ritmos y ataques de sonido. Las estrofas vacilonas no poseen miedo, dejan clara una base definida de ritmo y distorsión. La voz resalta arriesgándose más que en otros temas, elevándose como un coro de una sola voz. A destacar también el solo de guitarra que termina de redondear la canción.

Dimension es el single del disco, con el que la banda llegó a grabar un videoclip. Es acertada la elección por ese ritmo y la melodía atrapantes. El bajo se luce con un pequeño solo que ayuda a continuar. Comienza la parte cantada, y comprendemos el potencial de este tema conforme se eleva la estrofa. Aquí los ritmos son más complejos y variados, demostrando la banda tener nivel.

Dry Surface tiene un aire de felicidad melancólica. Se nota la intención de despedida, pero no desean que nadie quede disgustado, y la impresión de atmósfera entre sesentera y setentera se hace notar. La guitarra repite su motivo una y otra vez, y una vez nos tiene atrapados, sucede el cambio de ritmo. Se lucen los tres una última vez para llegar a la recta final con un ritmo contundente a tiempo medio. Pequeño solo de guitarra tras lucirse el bajo y una melodía emotiva que corona el cielo. No olvidemos que esto es Stoner, y el clásico ritmo regala las últimas notas. Queda una distorsión en el tiempo.

land of the sun foto

Este único trabajo de Land of the Sun no es mal debut. Quizá estén esperando a su siguiente disco para promocionarse y expandirse. Pillar rodaje con los conciertos para entonces componer y grabar nuevas ideas que tales eventos les proporcione. Su viaje ya se inició. Ahora toca saber cuánto ha sido lo recorrido para aprovechar la experiencia. Buena suerte.

 

the dry mouths - when the water smells of sweat

The Dry Mouths: «When The Water Smells Of Sweat»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

 

Hay desiertos, acaso extensiones áridas emblemáticas, de las que no es necesario irse a un país lejano o tan bien promocionado como Estado Unidos. Al sur de estas tierras se encuentra la magia del dominio mono-color, donde también hay chamanes que evocan su poder mediante la apariencia del arte, herramienta poderosa que hace creer hasta al más escéptico. En esta ocasión, bajo la forma del arte más arcano, la música (sin desmerecer al sexo), tres brujos almerienses desean infectarnos de ritmo y evocaciones de extensiones que conducen a nuevos horizontes.the dry mouths - when the water smells of sweat

The Dry Mouths ya no son novatos, y lo demuestran con su lanzamiento de este año: “When the Water Smells of Sweat”, EP cargado de Stoner, Rock Alternativo e influencia Post-Rock. Lo mejor de cada para estimular tu interior y recordarte que aún tienes alma. Te vas a quedar como la portada, descompuesto en múltiples matices de emociones. Iván Carreño es el obrador de tan magnifica ilustración, contando con la de la contraportada, tan psicodélica como sensual. Levanta ese rostro y déjate llevar.

“Low Clouds” tiene el nombre acertado para que te introduzcas. Un ambiente cargado que se va sucediendo, un inicio insuflado de energía del que te sorprendes meneando algo más que la cabeza, repitiéndote tanto en lo físico como en lo mental la efectiva melodía que sirve de motivo principal para la canción. Cierra los ojos y siente esa guitarra. Breve, pero tremendamente efectivo.

Ya llega el buen Stoner con las notas de “Catalonian Cream”. Comprobamos el control del cantante guitarrista sobre sus melodías, de una armonía preciosista que emociona, que desprende la energía de la juventud que jamás se pierde. De mis partes favoritas de la canción son los momentos de ritmo bien desértico, herencia de los pioneros que extendieron su ola de calor desde ese país lejano que nadie ha visitado y que conocemos por imágenes y datos simbólicos. El cómo se fusiona con la siguiente sección da sentimiento y personalidad a este tema tan bien compuesto que ya nos ha convencido que no estamos ante una obra común.

Momento más relajado o ¿Pop? con “The Whip”, del que reconozco sentirme algo descolocado, aunque es bienvenido de igual forma, pues su sonido veterano e ideas bien aplicadas prosiguen. El efectivo estribillo incita al coro, y su positivismo es bien recibido entre las auras místicas del lugar espiritual donde ya nos ubicamos. Una parada o descanso para lo que se avecina desde la lejanía.

La canción homónima al disco tiene un aire de extrañeza, de melancólica sinceridad. Nos hallamos perdidos en mitad de nosotros mismos, y nos preguntamos qué fue de la esperanza que tan bien nos acompañaba al principio de iniciar el disco.

“This Could Be the Beginning of a Beautiful Friendship” tiene la respuesta. El tema emblema del EP es una oda a la amistad; al amor; a la lealtad en sí misma. No hay absolutamente ningún artificio, es pureza por parte de cada instrumento, guiados por la voz que ha vuelto a encontrar la esperanza. La guitarra post-rockera nos invierte y el cuerpo está ahora dentro del alma. Por fuera somos lo que realmente debemos ser, y la pegadiza y emocionante melodía ya no nos abandonará por un tiempo. Gran tema por el estilo de la banda que representa, por su buen hacer en la composición sin complicaciones, lo que permite que el sentimiento no quede oculto detrás de ningún artificio o elaboración que sirva de máscara.

Se acerca el final de este viaje que se hace más breve conforme repetimos las escuchas del álbum. “Doomental VI: Law Far Low Par” tiene nombre digno del Rock Progresivo, y aunque no pretende ser de tal género, la intención o ambición es similar. Pasajes donde manda la batería, un saxo que nos evade y la guitarra de fuego no abrasivo nos balancea de vuelta hacia el exterior, que queda donde nuestro interior. Las percepciones se adormecen para despertar, y queda moverse como la mujer de la portada, entre el éxtasis y el olvido de cualquier entorno. Queda descomponernos para regresar, quizás, con una nueva forma, en apariencia idéntica a la anterior antes de comenzar a escuchar este viaje. Dentro algo ha cambiado.

El ritmo de una batería recorre la extensión. Las nubes ya no están cargadas, hace tiempo que se marcharon. Sin embargo, aún queda camino por recorrer; o puede que lo suyo sea repetir el mismo recorrido, por si acaso hemos perdido algún detalle importante, o hemos dejado algún trozo de nuestra alma que fue vapor y sólido a lo largo de este viaje musical.

The Dry Mouths siguen en forma, innegable. Para este EP ha habido unas ganas tremendas por la inspiración que debió surgir a lo largo de su composición. Los imagino con una intención inicial bien distinta al resultado, cada vez más animados y cambiados conforme comprobaban resultados. Tres mentes bien coordinadas gracias a la veteranía. Han llegado a ese punto en que trabajar ya es un placer, y eso se nota y contagia al oyente, que comparte esa satisfacción por el resultado, por una calidad que se quede rondando tu ser. Mi enhorabuena a esta estupenda banda. De esas raras veces que poco dice tanto como una obra más extensa, que la ambición iguala a los trabajos de los que son considerados alto nivel. Supongo que se trata de saber jugar con el interior, la mayor de las extensiones.

Y será verdad que estoy recuperando la fe por la música de este país.

grajo album02

Grajo: «Grajo» y «Slowgod II»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

La onda expansiva que se produjo al surgir el primer disco de Black Sabbath aún perdura. Como una piedra lanzada al agua —en esta ocasión con un material no probado antes— surgieron ondas que se aventuraron atravesando el tiempo. Los listos vaticinaron apocalipsis tempranos, mientras que los fieles recién creados a esta religión se mostraron inquebrantables, como el propio material al que de pronto adoraron. Sus mentes se abrieron y, cincuenta años después, hay templos por todo el mundo.Black Sabbath supuso el nacimiento de géneros como el Heavy Metal (con ayuda de otros tantos contemporáneos), del Stoner y del, a lo que viene al caso, el Doom Metal.De nuevo me hallo ante la sorpresa de cómo ha cambiado el panorama musical underground español. Voy regresando a la fe, o mas bien adquiriéndola esta vez de un modo tan sólido como la esperanza. Voy a hablar del trabajo de Grajo, banda cordobesa que inició su onda expansiva en 2015, lo que sorprende que en tres años hayan conseguido un par de colaboraciones serias, una demo y los dos trabajos completos que deseo reseñar. En verdad el primero de ellos, Grajo, a secas, es considerado un EP por su duración y producción, pero el acabado es tal que no considero descabellado tratarlo de álbum.

grajo album01

En Grajo —lanzado en 2016— encontramos el claro mensaje de dar un Doom más orientado al tradicional. En todo momento recordamos la esencia de Ozzy y los suyos sin sentirnos ofendidos, pues esta banda deja clara su veneración, aportando su toque que, como comprobaremos de un trabajo a otro, evoluciona a una esencia más abierta, lo cual hace que guste a oyentes poco acostumbrados al Doom. Una de estas claves de esta personalidad es la voz de Liz, fémina que deja arrastrar la belleza de sus melodías para que se pierdan entre lo etéreo que logra la música. Hipnotizados por la voz, seguimos su rastro hasta hallar que entre esta pesadez hay un ambiente de psicodelia y Space Rock, tan influenciados como si estuviesen viviendo la misma época que aquellos sesenteros y setenteros desbocados en creatividad.

Los ritmos son de buen gusto sin resultar monótonos, o al menos lo suficiente para que nos adentremos en el baile de oscuridad de cada tema. Y es así este trabajo, un baile donde es imposible no cerrar los ojos y cabecear, imaginando danzas sensuales de mujeres serpiente. Los clímax aportan una emoción lenta. Es como ralentizar esos instantes de intensidad breve de los bueno temas. El éxtasis sigue durando un momento, pero es alargado en el tiempo.

Como presentación es un notable alto, no llegando al sobresaliente porque hay que adquirir la experiencia que lo permita. Debido a la duración del disco, no es de extrañar que lo escuchemos dos veces seguidas, reviviendo ritmos como los de Magic Eye o estribillos efectivos como los de The Devil Rides Out, ya convencidos desde el primer tema, I Am the Sea, que se complementa con la tremenda Golden Cemetery. No olvido el tema instrumental Imperium, donde un éter tan maligno como épico impregna cada nota y ritmo, sucediendo una emoción que por momentos nos aleja cual droga tomada por el más puro placer. Brutal esos riffs y el arpegio de guitarra; el solo que cierra, tan desesperado como bello; imperantes el bajo y la batería para lograr el ritual. Como último detalle sobre la voz, en el tema bonus, Feeding Our Demons, hallamos reminiscencias de la casualmente recién fallecida Dolores O’Riordan, cantante de The Cranberries. Lo tomo como una clara influencia por parte de Liz hacia el Pop más elaborado. Un tema de buen gusto donde poder expandirse más allá de las cortes del sagrado (o blasfemo) Doom.

grajo album02

Justo este año llegó Slowgod II, su verdadera prueba de fuego. En fin, la han superado de sobra. Viendo la calidad del anterior trabajo, lo habrían logrado igual con pies y manos atadas, ojos vendados y todas las pirañas de la mala crítica en su contra.

Desde Altares, hay una notable mejoría en el sonido. La voz y los instrumentos han aprendido durante el año y medio de conciertos y recopilación de ideas. Sin embargo, la lentitud efectiva característica del género se nota distinta. No resulta tan contundente, apostando más por la armonía y el ambiente. Conforme avanza el tema ya estamos atrapados cuando comprendemos la intención. Hay un cielo de plomo sobre nuestras cabezas y hace tiempo que lo traspasamos. Es hora de despertar.

Queen Cobra representa el lema de la banda, la canción con la que moverán a todo el público posible en torno al escenario. Como con alquimia y malabares, del Doom pasamos al Stoner, recordando la unión de los géneros influenciados por aquel metal que cayó y creó sin todavía detenerse. Qué tremenda la instrumentación, con la habilidad de poseernos para que nos movamos hasta introducirnos en otro estado de conciencia.

La canción Malmuerta confirma mi teoría sobre las influencias de la cantante Liz. En esta ocasión tenemos un Doom más accesible con reminiscencias de, vaya, Cocteau Twins, de las mejores bandas Dream Pop existentes. Esas guitarras de estilo árabe/flamenco confirman que estamos ante un tema experimental sobre mezclas. Efectos de sonido completan la atmosfera que va transformando la oscuridad en un desierto a arena negra y miradas furtivas por parte de la luna. Liz demuestra su mejoría al desatarse, contagiando al resto de la banda para que entren con riffs y una base rítmica pesada de calidad. En cuanto a composición, de sus mejores temas.

Venga, regresamos a nuestro Doom con Ǝr. Es imposible no cabecear, imposible quedarse indiferente. Si en disco ya suena potente, en directo debe de ser un deleite de atmósfera idónea por la oscuridad del recinto o la noche. La guitarra resulta menos tímida que en el anterior trabajo, desatando otro solo de desesperación, repetitivo para terminar de derribar cualquier barrera mental que quedase. Una vez receptivos, sucede un parón que juega con los silencios. Ya imaginamos que viene la subida, pero la magia de este género es que lo hace con tanta calma, tal precisión, que se logra extender el objetivo y la emoción. Poco a poco, calmados… poco a poco, más… la voz va emocionándose a la par que los arpegios de la guitarra. Los timbales crean el ritmo de la danza. Queda estallar, y nuestra alma se transporta hacia el ambiente que impregna cada esquina de la conciencia. El solo termina de elevarnos hasta el límite.

Queda descender.

Horror & Pleasure es un retorno al Stoner. Quizá es un tema más al uso dentro del estilo. Aunque el ritmo constante, la efectividad de la voz y la guitarra menos retraída posible, regala buenos momentos y detalles que capturar. Conforme más se escucha mejora, deseando las partes de los solos hacia el arrastre final.

Malstrøm deja a entender la despedida con esos riffs iniciales. Un ambiente a oscuridad urbana va emergiendo de las sombras. Si hay que terminar, que sea con el género que mejor se le da a la banda. El Doom regresa, el chillido espacial perdura por el fondo, siendo impregnados mota a mota de psicodelia. La melodía de guitarra manda en este tema, que por momentos parecen dos canciones superpuestas. Resulta un tema instrumental que, a pesar de estar bien compuesto, nos deja huecos, deseando una canción cantada más como ya sucediese en el anterior trabajo. No queda otra que volver a enchufar el play y repetir la experiencia.

grajo fran romeroFoto: Fran Romero

En resumen, esta banda tiene mucho que contar. Me da la impresión que su breve pero intensa carrera está resumiendo lo que una banda de mayor tiempo en escena. ¿Esto es bueno, o resultará en acortar su vida? Espero que no se quemen y traigan otro álbum de calidad como estos dos que, personalmente, he disfrutado al dejarme llevar y olvidarme hasta el dolor de cuello que existe un mundo alrededor. Bravo.

 

Aathma: «Avesta»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

El panorama underground de la música es como niebla. Es fácil perderse en lo desconocido de un terreno que resulta más vasto si cabe que el de las tierras comerciales. En ocasiones se vislumbran dibujos y siluetas en la consistencia de tal pared natural. Es en ese momento donde hay que detenerse y analizar, con paciencia, y así sucede un fugaz brillo que nos guía hasta un pequeño descubrimiento. La calidad del hallazgo varía debido a que en este terreno cada posibilidad tiene cabida. No es sencilla la tarea, y sin embargo nada nos detiene, apenas dejamos que se asomen el tedio o la desesperanza. Sabemos que un mero encuentro afín merecerá la búsqueda, poseyendo esa joya por siempre en las posesiones de la memoria futura. Es un placer registrar lo inexplorado por esa sensación misma de que siempre se halla algo que nadie más ha conocido antes.Aathma es una gema que atrapa y entraña en su interior una música de brillo oscurecido hasta un grado preciso para transmitir. Se le podría llamar Doom Metal y acertar. También Sludge o Stoner y no equivocarnos. Sin embargo, los estilos parecen más una excusa para el propósito de este trío de españoles con un sonido que pocas veces se escucha/alcanza por este país. Podría decir que está lleno de ritmos pesados, aunque cierto tempo animado se hace notar. Decir que es un a caballo o entre medias de un sonido, género, estilo de interpretación… no es acertar plenamente. Aunque aún no muestren un sonido totalmente personal, queda claro que lo están logrando. Esta banda posee ambición y en cada nuevo trabajo hay evolución.Basándose en unos antiguos ritos persas, el disco nos invita a quedarnos a oscuras y centrarnos en que exista sólo la música. Si uno es mago/a, ya puede ir preparando la tiza y las velas para esta sucesión de ritmo ritual, que nos otorgará una evasión espiritual de calidad.

La introducción, Mah, no puede estar más acertada. Engaña ante lo que nos vamos a encontrar a lo largo del compacto, a pesar de mostrar el sonido de la producción y una intuición de la gravedad de sus ritmos. Es el inicio de la esencia, que golpea en lo inconsciente para dejarnos pidiendo más. La guitarra fluctúa: nos estamos adentrando, atravesamos el velo hacia el mundo personal de este Avesta. La batería ultima con leves golpes la entrada. Comienza el ritmo, cañero y constante mientras ondulaciones vienen y van. Un riff característico y llega la voz con una actitud anunciadora o de discurso. Los instrumentos cambian a una armonía emotiva y la voz decide cantar de un modo limpio, resultando un cambio natural que da de lleno en la emoción. La melodía del estribillo ya nos ha enganchado y es imposible echar marcha atrás.

El disco va evolucionando. Este segundo tema, Mythra, aporta una pseudo-continuación de la anterior canción, para pronto cambiar con ambientes dignos de Tool (sin llegar a imitarlos), una voz gutural aguda alternada con una limpia en mitad de un ambiente solitario, y unos ritmos Stoner que juegan con el Metal Alternativo. Los riffs declaran esa influencia Tool, donde es imposible no cabecear y sonreír satisfecho ante el trabajo que muestran estos tipos. La voz canta con ese aire de desierto que se glorifica con un grito suspendido. El solo de guitarra juega con la tonalidad y completa este gran tema que nos sorprenderá por su duración y lo breve que resulta en la percepción.

Continuamos avanzando. Ahora es la dureza lo primero que se interpone. Atash es Metal de calidad, para incluirla en una lista de reproducción y no perderla de vista (u oído). Aquí el ritmo impaciente y acelerado de las guitarras son las que mandan, donde la voz está a su servicio, produciéndose una curiosa sucesión de subida de tonos. A lo largo del trabajo el aire Doom está presente, intuyendo esa ceremonia de homenaje hacia Black Sabbath, pareciendo servir de ejemplo para comprender la evolución que ha sucedido desde aquellos años de alucinógenos, con todos estos géneros musicales hermanos que se aúnan en el álbum (Doom, Stoner y Sludge (con y sin el término Atmospheric) acompañados del Metal inquieto y con aspiración que cada vez se aleja más de lo tradicional). Sucede una parte final donde la cadencia de los instrumentos resulta contundente, creando un ritmo contagioso que se expresa con gritos repentinos de la guitarra.

Ken Za es una canción instrumental que resulta de las dos más cortas del disco. El objetivo es crear un ambiente que sirva para evadir la conciencia. Llegados a este punto uno puede apreciar el gran trabajo que se ha realizado en la grabación de esta obra. No ha decaído en ningún momento, destacando esa personalidad oscura que permanece a pesar de dar variedad a cada tema. Es exprimir un concepto sin que flojee en ningún resultado. Esta canción lo reafirma cuando se añade un parte más loca o experimental por su final: nada desentona, todo encajado.

Regresamos al Stoner, esta vez más clásico a lo Kyuss, con el tema Hvare. El ritmo y la voz lo demuestran. Resulta un dejarse llevar, donde ya imagino el gran movimiento que produce en los conciertos. A estas alturas cabe destacar la versatilidad de la voz. A pesar de notar que está limitada en cierto aspecto de la producción, han sabido adaptarla para que quede igualmente perfecta ante la potencia y aspiración del propósito del álbum. El estribillo pegadizo nos acompañará por un buen rato.

Sentimos los golpes finales. Aban es la epopeya de un cierre a tiempo medio. Se nota ese aire de que algo inevitable va a suceder. Lo esperamos y nos encontramos una sección central propia del Metal Progresivo, muy acertado y emocionante conforme todo instrumento se luce, aparentemente sin avanzar, poco a poco añadiendo a cada parte un cambio. Conforme está apunto de acontecer el clímax, se interrumpe y queda un silencio con ritmo propio. Lo inevitable ya está sucediendo, y la voz lo narra en susurros. El final del ritual, el trabajo mágico se ha completado y queda asumir un destino cubierto de sombras. Esta sección es del mejor Doom, con el efecto del bajo presente y la guitarra rasgada en lo mudo. Llegamos a una melodía de redención, asumida y por lo tanto hermosa. Este es el verdadero clímax de la canción. Queda despedirse con una sección final que se pierde en la ominosidad. Un descontrol bien medido. Una línea de bajo con distorsión queda en la oscuridad hasta morir.

Sencillamente, de diez.

aathma foto reseñaFoto: Sergio Albert

Otro punto de Avesta es su duración total similar a los álbumes setenteros, unos cuarenta y cinco minutos. ¿Es bueno o malo? Si es breve, dos veces bueno, aunque un tema más por mitad del disco no habría resultado de más. Sin embargo es efectivo, porque nos hará ponerlo de nuevo o buscar por sus anteriores trabajos.

En estos momentos tengo la funda del CD entre manos (Rockodrome agradece a la discográfica Nooirax Producciones). Cabe destacar las ilustraciones de la portada, interior y contraportada realizadas por el tatuador de prestigio Robert Hernandez, otro punto que delata el cariño y trabajo volcado. Eso me permite añadir que cada vez tengo más esperanza en las bandas españolas. Suena a tópico de que en este país no se hace buena música, etc., pero lo cierto es que siempre ha habido buena música, y que es ahora con las posibilidades y facilidades de este siglo que se pueden hacer escuchar. Aathma tienen un buen aprobado por parte de todos los críticos. Les queda lanzar el trabajo de su vida para comenzar a comerse el mundo. Escuchando este resultado, apuesto fuerte por ellos.

 

desastre no hay sitio para nadie mas

Desastre: «No hay sitio para nadie más»

Autor: Javi Drama

Después de 30 años de carrera, y en la carretera, sabemos qué vamos a encontrar en el nuevo trabajo de Desastre; rock urbano, crítico y guitarrero con pinceladas íntimas de la inconfundible voz de Alfon.

Desastre apuestan por mantener el tono crítico reflejando las preocupaciones de la sociedad mejor que el barómetro del CIS a lo largo de los 11 cortes del álbum. Problemas e historias diarias, inmigración, religión, guerra y corrupción comparten su lugar junto a letras más poéticas e intimistas a ritmo de ska, reggae, metal, funky y por supuesto rock.

 

El disco se abre con la poética y críptica «La cometa azul» que finalmente ha tornado su temática hacia el bullying con la edición del primer videoclip del album. En el segundo corte, «El circo», a través de un potente y pegadizo riff de guitarra tratan el fraude y corrupción mundial. En el siguiente corte «No hay sitio para nadie», se acercan mínimamente al punk californiano y a la crítica social generalizada. Continúa con la «La princesa de Usera», canción al más puro estilo de Desastre, historia de barrio cruda y poética acompañada de potente instrumentación. En «No les creas!!!» nos presentan la canción más hard o metal del álbum centrada en la iglesia para continuar con la rápida y veloz «Las arenas del tiempo». Con «En el Sur» encontramos la nota de color en forma ritmos caribeños y reggae. El octavo corte es la divertida «Super funky love machine» con ritmos funky y un final de duras guitarras. Con «Dispárame» volvemos al estilo más íntimo de Desastre recordando antiguas amistades. Cierran el disco «Aylan» con la que nos recuerdan la problemática de la inmigración y «Tabernera» que a ritmo de ska añora los bares de toda la vida.

Un disco «corto» y rápido muy fácil de escuchar. Canciones pegadizas y emotivas, menos pesadas que en anteriores trabajos. Un paso adelante en la discografía de Desastre.

 

Exquirla - Para quienes aún viven

Exquirla: «Para quienes aún viven»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

Cada cierto tiempo aparece en el panorama musical uno de esos discos que son capaces de marcar un antes y un después. ¿Cómo reconocerlos? Sólo el tiempo da la respuesta. Queda la intuición como única aliada para saber si estamos ante una de esas obras capaces de crear influencia o, al menos, una muesca en la dimensión abstracta y social que supone la música moderna.

Por otro lado, dentro de ese cada cierto tiempo hay un sub-nivel que representa a un país como España. Si ya es poco frecuente a nivel internacional, imaginad a un nivel nacional; es más, imaginad a nivel de un país como este, donde los músicos alternativos, poco convencionales o nada comerciales andan con el ceño fruncido debido a la cantidad de injusticias y olvidos en torno a la cultura. Sin embargo eso puede ser inspiración, esa rabia contenida o no escuchada puede producir energía compositiva. Puede que ese sea el caso de Exquirla, banda Post-Rock con voz flamenca que pretende dar un mensaje contundente y atemporal: objetivo logrado.

Se sabe por manido que las comparaciones son odiosas, y tras leer entrevistas voy a evitar nombrar cierto disco clásico español de la música alternativa más original, pues conforme más he escuchado este “Para Quienes Aún Viven”, más claro me queda que es una obra con identidad propia que huye de influencias y, sobre todo, de pretender ser una fusión o súper grupo de varios artistas (por eso incluso omitiré el nombre de los artistas separados que componen el conjunto, por respeto a la intención). Es más justo compararlo con álbumes que supusieron un inicio, como el mítico «El Patio» de Triana, que introdujo el Rock Progresivo en España mezclando con un pleno magnifico el folklore del sur (flamenco y derivados). «La Leyenda del Tiempo» de Camarón también me viene a la mente, por eso de tratar con una banda de Rock y/o de Jazz para abrir la mente flamenca de una vez. El experimento salió bien, pero porque no fueron experimentos propiamente dichos, sino música con ideas de identidad propia. Los géneros sólo fueron las herramientas. En mi opinión, desde «La Ley Innata» de Extremoduro que no se ofrecía en España un disco de tal calibre de originalidad de calidad.

exquirla foto reseña

Canción de E nos introduce al ambiente que perdurará en el disco. Se escucha la voz del autor de las letras, Enrique Falcón. Es severa y auténtica, nos cuenta con sinceridad las injusticias poéticas de su libro «La Marcha de 150.000.000». La batería y los reverbs de las guitarras y bajo son acompañantes para poder terminar de abrir el portal. Escuchamos, intuimos, el dolor de la voz cantante, un eco en el tiempo que se está calibrando donde nosotros. Parones, fuerza, el pecho ya se está llenando. Emoción, inundación abstracta y estalla la calma para fusionarse y dar comienzo a Destruidnos Juntos. La melodía triste, cansada aunque hermosa de la guitarra, el lamento de la voz es una gruta en el espacio-tiempo, la pena del pasado que sigue presente. Se inicia un arpegio que le sigue la contundencia de los timbales. Una melodía protagonista que pronto es relevada por la voz, que en cada fraseo del disco demuestra una potencia y limpieza admirable. Puro esfuerzo y trabajo, sentimiento constante y sufrido que ayuda a que la letra tenga el sentido que merece. Es pronunciarse esa frase protagonista que obtenemos el primero de los momentos emocionantes que frecuentan la obra. He leído por varias reseñas quejas sobre la voz, que no figura en primer plano o acaso choca en su métrica y en la unión con el estilo dispar, y me sorprende porque realza y mejora los ya de por sí emocionantes crescendos del estilo Post-Rock. Jamás pensé que escucharía una música como esta, una que me vuelve a emocionar como cuando de joven descubrí mis bandas favoritas.

Hijos de la Rabia comienza con una estática oscilante a la que enseguida se une un ritmo melódico de guitarra que anuncia la épica. La onda se retuerce, sufre, y comienza la canción con un ritmo vigoroso que va emocionándose conforme la voz los guía. Cuando están a punto de estallar, regresan. Es una estructura eficaz, y deseamos más. Nos lo dan, y todo está a punto de arder. Regresan. Juegan a placer, nos dejamos llevar, es imposible no seguir este ritmo. Se repite el patrón, y continúa, sube más que en las anteriores veces, todo va a llegar a un culmen, la voz llega al límite de tonos, pero entonces nos ofrecen una calma inesperada que nos deja flotando. Navegamos entre melodías preciosistas cargadas de ese pasado del que es imposible huir (no olvidemos la declaración y los horrores que narra la letra). Una guitarra típica del Post-Rock no está de más, y redondean este grandioso tema que huye de estructuras convencionales, que es un pasaje digno del poema épico en que se basa. La voz se une al preciosismo y da la pincelada que faltaba antes de regresar al glorioso ambiente impregnado en cada resquicio del tema.

Interrogatorio tiene un aire a mis bien amados Alcest. Un ambiente en penumbras donde tiene cabida cada tipo de sentimiento. Es el descanso en el camino hacia ningún lugar. Este paréntesis sirve para introducirnos a El Grito del Padre, donde un juego de coros es dominado por un ritmo electrónico y unas cuerdas misteriosas. Se unen más detalles y todo se va engrosando, recordando a esos pasajes o intermedios ultra efectivos de bandas de Rock/Metal Progresivo. Una melodía de guitarra mecida por arpegios sirve para que la voz se pueda lucir con el momento más flamenco. Quizá este sea el tema más convencional o que sigue la pauta del género, por lo que si uno es admirador del estilo se encuentra con los sonidos y tesoros que siempre ofrece el Post-Rock (incluido un final demoledor sin usar ritmos machacones o contundentes). La letra sigue siendo acertada, bien seleccionada del libro original, y aquí cada instrumento sólo puede crecer y crecer.

Llega Contigo, un tema al puro estilo Triana, pero añadiendo toque personal y una oscuridad que ahueca el alrededor. Parece como si los músicos se situasen dentro de una cúpula que no existe en este tiempo. Sin duda es de las canciones más emotivas y efectivas a pesar de ser la diferente de entre el repertorio. Conforme más se escucha, más mejora, y no sabemos si es por ese sintetizador al fondo, por los acordes entrecortados, por la voz… sencillamente es música bien compuesta, una oda a la musa que sufre la ironía de estar inspirada debido a su constante tristeza.

 

El clímax del disco es Un Hombre. El mejor tema del disco ya anuncia ese aire de final con la melodía inicial y sucesión de acordes. El trabajo de las guitarras no decae en ningún momento. Avanzamos hasta llegar a un pasaje que ayuda a una de las guitarras a sincerarse con pocas notas. La voz aparece sin hacer ruido, al igual que el hombre que está muriendo al que se refiere la letra. Susurra, habla en voz baja para no perturbar el momento. Las guitarras narran lo que no se dice, lo que nadie se atreve a contar. A lo largo de la canción la voz va subiendo su volumen y tono de una forma gradual y perfecta, hasta revelarnos la sección principal del tema, de una emoción difícil de conseguir, donde la voz da su mejor trabajo, donde toda la banda está implicada. Una sección central surge con fuerza debido a la calma que representa. Se parafrasea palabras con aire de funeral, y un solo de guitarra completa el momento. Parecía imposible, pero se completa aún más, y eso permite que regresemos a la sección central, ahora con la guitarra desbocada, lo que servirá a la voz para desatarse y morir en gritos para siempre.

De epílogo nos queda la que es la crítica más directa. Europa Muda asume su destino a un ritmo Rock frenético dentro del tiempo medio. El cantante nos exige que oigamos, y más que cantar, nos narra, ocupando más tiempo que en otros temas del disco. La épica de toda la obra se resume con todo el conjunto funcionando como la mejor maquinaria engrasada. Algo me dice que los siguientes trabajos de Exquirla llevarán el tono o estilo de esta canción. Una sección anuncia el final del camino, un ambiente que se lleva el alrededor poco a poco. La parte central es puro ambiente y voz, dolor y desgarro con esas confesiones de muertes injustas. El horror de la guerra también puede recibir su sentido o expresión con la belleza, un contraste de extremos que duele por poético. Este género siempre fue idóneo como música del fin del mundo, como el asumir del fin de lo conocido. Cuando la esperanza ya no tiene cabida, ¿por qué seguir sufriendo? Y de mientras, el todo se llena de luz hasta que nada tiene sentido, acaso un único color: la suma de todos. Y de repente, la oscuridad.

De vez en cuando uno se sorprende de descubrir un disco como este, aunque los espacios de tiempo para hallarlos sean cada más extensos. La calidad de sonido, la perfección de cada pasaje bien medido y repensado, el trabajo al que se llega a entregar cada componente del conjunto… Es admirable, y daría rabia que pasara sin pena ni gloria. Aunque, mirando reseñas por Internet, admirando las lágrimas que se cuentan que han sido vertidas en los conciertos, mi intuición con respecto al futuro de esta banda se muestra cada vez más positiva. Sólo el tiempo sabe.

 

isis panopticon reseña

Isis: «Panopticon»

Autor: Juanse Gutiérrez (Nubis)

Este año se cumplirán catorce años del lanzamiento de un disco emblemático dentro del panorama Metal. Isis siempre huyó de etiquetas, esa fue su bandera y clara filosofía, trabajando e interpretando lo que siempre sintieron que debían hacer. Tal fue su devoción por el camino propio que cuando sintieron la necesidad de separarse, sencillamente lo hicieron. A pesar de esta burbuja y aura de misterio invariable, sus seguidores jamás se sintieron enojados o decepcionados, al contrario.

En apariencia ambiciosos o pretenciosos, Isis se alejan de lo mundano y los sentimientos básicos para adentrarse y devolvernos con su música una complejidad sutil, basada en pasajes y atmósferas, tormentas de emociones donde cada oyente recogerá una sensación o recuerdo complejo, suma de otros tantos más pequeños. Digamos que es un Metal “ambiental” para la inteligencia del oyente, tan interconectado que está el cerebro al corazón.

Isis son claros discípulos de Neurosis y Godflesh, además de estar influenciados por gigantes del tipo Tool o Melvins, con los cuales tuvieron el placer de colaborar. El disco que quiero abordar es el tercero de su carrera. Panopticon es una continuación no directa del álbum Oceanic, donde la rabia estaba más presente. En dicho trabajo eran más claras las influencias Hardcore y Sludge, donde resquicios de la influencia Post-Rock ya asomaban. Esto les llevó a ser catalogados con la etiqueta Post-Metal (en ocasiones tan apócrifa), asunto que su guitarra líder, Aaron Turner, siempre rechazó, mal disimulando su sensación de ofensa. Sin embargo, en el interior debía sentir cierto orgullo por haber logrado, digamos, un nuevo sub-género junto a contemporáneos como Cult of Luna, Pelican o Rosetta. El Post-Rock se tornaba agresivo, y resultaba tan bello como de costumbre. A esta camada se les atribuyó realizar un Sludge Metal más atmosférico (Atmospheric Sludge Metal, etiqueta preferible a la ambigua Post-Metal).

El álbum comienza con So Did We, y no es posible mejor inicio. Aun sin saber de la banda, nos queda clara su intención desde el primer segundo con ese ataque de distorsión, donde la voz nos da la bienvenida con un Hardcore moderado. De repente un cambio de ritmo nos permite descansar y asociar qué acaba de suceder, mientras se produce sin fin aparente uno de los múltiples pasajes de repetición tan característicos de Isis. Esta es una de las armas o herramientas, un abuso nada cansino de la repetición para ir nublando la mente y ayudar a introducirnos en el mundo de su sonido. Una vez dentro, seremos golpeados con cambios repentinos que no dañan, que ayudan despacio a acentuar la emoción, progresando el ritmo poco a poco, poco a poco… la voz nos visita para entonces callar por el resto de la canción. Todos los instrumentos están al mismo nivel, y el ritmo casi tribal nos mantiene ahí, suspendidos sobre un mar de sonido. Las guitarras son ahora protagonistas con melodías súper emotivas que logran remarcarse cada vez más, evolucionando la canción hasta el estallido de conmoción distorsionada que no tendrá merced con nosotros, todo por lograr arrancarnos un pedazo interior que desconocíamos poseer.

Los Isis se han pronunciado. Y es sólo el comienzo del disco.

De nuevo un cambio radical. Es realmente admirable que estos detalles no resulten cansinos aun si se conocen de antemano. Backlit es Post-Rock al uso, destacando el bajo con sus golpes entre arpegios amables de guitarra. Como imaginamos, llega la distorsión, sin embargo calmada, acompañada de una voz dolida sin llegar al punto de agresividad. Los arpegios siguen luciéndose, y cuando el ambiente está establecido, llega la agresividad. Son excelentes estos cambios, dignos de ejemplo para aprender todo artista y banda. Regresamos a lo tribal para alcanzar la hipnosis. Las guitarras mantienen una conversación interesante entre ellas, una que parece enaltecerse en cada intercambio, y dicen más que las palabras. Son bien conocidos los crescendos o estallidos en el clímax de este género, y este tema no iba a ser menos. Creciendo y creciendo hasta que…

In Fiction inicia con una atmósfera oscura que parece relatar sobre una historia en algún lugar apartado. Ese lugar, desolado, tiene reminiscencias de un suceso triste por cómo lo cuenta la melodía tenue con efecto del bajo. Tiene cierto aire al Disintegration de The Cure, una especie de melancolía hermosa de la que sólo podemos entristecernos. El bajo toma más protagonismo, nos habla sin letras, donde nos percatamos que la presencia de la voz en este disco es anecdótica, detalle importante para el conjunto. Las guitarras se enojan, y el bajo responde en consecuencia. La atmósfera se torna más opresiva. La voz llega en lo repentino, más melódica aunque con un toque desgarrado a lo Grunge, y hace la función de un narrador con destino nefasto. Asume su papel y aguanta la subida de efectos, distorsiones y melodías junto al ritmo repetitivo y eficaz. Se producen riffs dignos del mejor Sludge y continuamos escuchando la historia. Aquí Tool tiene su clara presencia en la inspiración de estos músicos. Queda escuchar cómo se repiten patrones y asumir que acabamos de vivir uno de los mejores momentos del disco.

Un pasaje etéreo da paso a la siguiente canción, Wills Dissolve, donde reminiscencias de la anterior atmósfera oscura perduran. Guitarras de tonos peculiares juegan con acordes y punteos que se cuelan. Es hora que se luzca lo acústico, estando cada instrumento al mismo volumen. Juegan con nuestros oídos sin llegar a saber si están alegres o tristes. Sólo podemos estar mesmerizados, dejar que las imágenes se sigan sucediendo. Momento Metal, un poco de voz, y vuelta a las imágenes. Una historia ambigua con inevitable final trágico nos es narrada. No queremos que suceda lo inevitable, lo sentimos en el fondo de la voz, que hay algo terrible oculto. Queda descubrir el final, donde todo instrumento se descubre trágico y magnifico. Una armonía queda al fondo.

Syndic Calls muestra imágenes de un océano que acaba de estabilizarse tras suceder la más cruda de las tormentas. ¿Es acaso el mismo océano que el del anterior álbum? La voz, espontánea, no lo aclara. Riffs de guitarra apoyan a la batería en el ritmo absorbente. Se va reforzando y el alrededor se calla para centrarse en la cadencia, repleta de acentos de un batería siempre eficaz. El tema tiene constantes cambios, imprevisibles y que nunca desentonan. Parece un caos bien encajado. Momento crescendo, y es increíble que por mucho que sepamos, nunca estemos preparados para el clímax. Deben de ser esas repeticiones constantes que nos bajan los muros de la conciencia, permitiendo la facilidad de entrada para esas partes instrumentales, donde el virtuosismo destaca en saber mantener ese conjunto. Lo mejor será seguir dejándose llevar.

Ya se siente un aire de final. Altered Course inicia con elementos Post-Rock que nos permiten descansar. Sabemos que será temporal, y en el fondo así lo deseamos. Una de las guitarras va progresando en su emoción, y el ritmo ya nos ha atrapado desde hace un rato. Aquí el fuerte son la sucesión de acordes, tan bien medidos dentro de la velocidad que se ha mantenido durante todo el disco. Progresiones, silencio por parte de la voz, un efecto de guitarra ajeno a lo escuchado hasta el momento crea junto a sonidos electrónicos un ambiente digno de templo. Esta es la canción más ambiental, en cierto modo la más desoladora, pero nos sentimos bien. Es una constante que cruzamos en sueños, acaso sabiendo que el último tramo debe ser recorrido por el alma.

El tema de despedida, Grinning Mouths, se muestra con tono de epílogo. El bajo mantiene la misma nota. Estamos a merced de las guitarras hablando al mismo tiempo con diferentes melodías. Sucesión de cambios bienvenidos. Hay un sabor amargo por algo que está por suceder. La voz se ha mantenido callada, ¿qué sucede? Todo va creciendo y ésta regresa con el tono más agresivo hasta el momento, lo que permite pasar a un cambio donde cada instrumentista se va a ir desatando con calma, formando la tormenta final. Asumimos el destino, y resulta bello por lo nefasto. La épica final es cortada abruptamente.

Panopticon puede ser definido como un álbum instrumental, ya que la voz es usada con poca frecuencia (quizá este pueda ser para alguien el único “pero” del disco). Los puntos fuertes son claros con esa producción impecable, limpieza en el sonido, belleza constante y trabajo de composición con esa paciencia de mantener una cadencia efectiva que resulta más compleja de lo que aparenta, debido a una densidad, a la esencia ubicada en el fondo y que no se muestra salvo si estamos predispuestos, ya sea rodeados de oscuridad y con una imaginación que sabe dejarse llevar.

Comprendo este trabajo como un océano en calma revuelto en su interior. Una tormenta acaba de pasar, y las reminiscencias aún perdurarán, como la huella que dejó este trabajo en el panorama Metal, logrando que Isis se diera a conocer más allá del ámbito underground (increíble que una banda de estas características se colara en los Tops de más vendidos y similares, aquella buena época donde hasta Tool o The Mars Volta lo lograron).

En mi caso, fue amor a primera escucha hacia esta banda. Todo su material posee calidad, y el hecho de que se separasen logró que aumentara el valor de su música. Puede que fuese lo correcto, porque un mal disco hubiera arruinado un legado que se mantiene como el ritmo de sus canciones, tan eterno y constante.

 

raval zoo

Zoo: «Raval»

Raval es el segundo disco de Zoo. Empieza repasando lo que han vivido estos últimos años sobre una base que parece reconstruir ese camino, “Raval” comienza suave y se va tornando intensa creando el tono adecuado para avisar de que están de vuelta. Han regresado para reivindicar una periferia que no es solo geográfica, también es lingüística, ideológica y hasta musical. En definitiva la periferia que nos ha reservado la historia. Lejos de rendirse por ello, están decididos a construir algo hermoso que la haga más habitable.

También es importante saber lo que hay dentro de las murallas que nos dejan fuera. Para ello hay que adentrarse y cartografiar el territorio, de eso se encarga “El cap per avall”. En ella trazan un particular mapa de las miserias del País Valencià, aunque en el pegadizo estribillo nos dan las claves para darle la vuelta a la situación. Probablemente su mejor tema hasta el momento, ilustrado por un gran videoclip a cargo de Tresdeu Media.

 

Empieza el ritmo trópical y toca enchufar los “Ventiladors”. Momento para reivindicarse a ellos mismos, siempre desde la humildad que transmiten, y a sus canciones, que salpican a todo lo que merezca la pena manchar. Querían mierda y tienen Raval. Al final del tema hacen un guiño a Sepultura, que en cierto modo también son tropicales y se confirma la mayor presencia de Arnau a las voces como podíamos prever por los aperitivos de Escenes Quotidianes.

«Impresentables» es uno de esos pocos temas que tienen a la vez crítica y autocrítica, repulsa y celebración, porque habla en primera y en tercera persona. Habla de todas nuestras incoherencias y a la vez invita a desfasar con una base electrónica que arrasará en los directos.

En «La mestra» se contraponen la escuela como sistema: la memorización, el silencio, el simulacro de la fábrica… y esa excepción que era la maestra especial que nos influyó a todxs lxs que tuvimos la suerte de cruzárnosla. Una canción con un toque más tradicional que no me termina de enganchar, pero que aumenta la variada lista de sonidos con los que va jugando el grupo.

“Dilo en castellano” con la colaboración de Def Con Dos y Panxo rapeando en castellano repasa la exigencia de unidad y ranciedad de nuestra derecha, desde los señoritos a los ministros meapilas. Sobre una base de DJ Plan B y un gran estribillo absurdo muy Def.

La machacona instrumental de “Ara estem sols” sirve para soltar todas esas exigencias y presiones que nos impone la sociedad. A la vez estamos prácticamente solxs para afrontar otros asuntos.

Iba a decir que en «Rituales de santería» colaboran la cubana Annie Garcés y Pablo de La Raíz, hermano de Panxo, pero la colaboración es más bien de este último. Las voces de los invitados hacen suya una canción en la que manda el sonido del tres cubano.

Con el drum and bass de «Presoners» nos hablan de cárceles reales y cárceles del conocimiento. En ella colaboran Vera y Bàrbara de Mafalda.

El concepto de Raval se cierra en «Correfoc», sutilmente repasan las ideas que han ido apareciendo y reafirman el objetivo de convertir en un vergel este raval.

A modo de bonus track recuperan en «Xafant Fang» dos de las ocho Escenes Quotidianes que fueron sacando en el tiempo de espera entre discos. Con nueva música y ligeras variaciones, podemos volver a escuchar las historias de la infancia que nos cuentan los volúmenes V y VI.

 

raval zooTracklist:

01. Raval
02. El cap per avall
03. Ventiladors
04. Impresentables
05. La maestra
06. Dilo en castellano con Def Con Dos
07. Ara estem sols
08. Rituales de santería con Annie Garcés y Pablo de La Raíz
09. Presoners con Mafalda
10. Correfoc
11. Xafant fang

Agenda oculta

Riot Propaganda: «Agenda oculta»

Agenda oculta es el segundo disco en el que Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus suman fuerzas. Ya desde la portada podemos intuir tanto la cantidad como la variedad de conceptos y puntos de vista que se van a tratar. Un collage punk de personalidades como Durruti, Castro, Angela Davis o un Noam Chomsky que ocupa un lugar central seguramente no por casualidad.

La Intro crea un diálogo ficticio entre la carcelera fascista de la película «La voz dormida» y el Subcomandante Marcos. Ante el deseo por parte del sistema de un exterminio a todos los niveles de la disidencia, esta responde con una advertencia que resuena como una amenaza Hasta morir si es preciso.

El primer tema del disco es «Plata o plomo», que por su propuesta sonora y temática sirve perfectamente para saber de que van Riot Propaganda si es que todavía alguien no se ha enterado. Como ya es habitual Toni emociona y Nega golpea, los roles están bien repartidos en la banda del crimen como demuestra el potente vídeo que acompaña a la canción. Un tema que va a funcionar a la perfección en directo y donde nadie sale ileso, desde Elvis hasta las alcaldesas del cambio, solo se salva Evaristo.

En «Cambiarlo todo», lo que fue el primer adelanto, nos encontramos con un tema con un tempo más lento y guitarra acústica, con tono melancólico pero proyectado hacía el futuro, plasmando innumerables deseos. En él se empieza a confirmar algo que podremos comprobar a lo largo del disco y es una mayor aportación de M.A.R.S. comparado con el primer trabajo. Con una ligera mayor presencia, unas intervenciones mucho más acertadas y sobre todo unas letras que equilibran la balanza ideológica del grupo con su imaginario y mensaje libertario.

«Agenda oculta» es la cuarta pista, de la cual Nega ya nos había adelantado parte en los directos de Los Chikos del Maíz. Estos adelantos a capella, también lo hizo con «La estanquera de Saigón», suelen ser de letras emotivas pero cargadísimas de intensidad que terminan de explotar cuando las descubrimos en disco junto a la música. Un tema lleno de cambios pero de constante subidón gracias a los riffs de guitarra de Mr. Chifly. Junto a las dos siguientes canciones hace que la parte central del disco sea la más inspirada.

Tomamos aire con una secuencia de «Billy Elliot», justo antes de lanzarnos a la calle por «La huelga», en ella se nos relata una jornada de huelga en primera persona y de manera precisa las sensaciones y situaciones que se dan en ella. También podemos confirmar algo que sobrevuela todo el nuevo disco: las letras y la intención de las canciones son más Riot y mucho más Propaganda que el anterior trabajo si cabe. Conscientes de su capacidad de influir a la cantidad de gente que llegan, parece que hay una clara apuesta por hacer pedagogía en temas tan importantes y en declive como este.

Con una sólida base rítmica a cargo de la batería de Iker y una potente linea de bajo de Víctor empieza «Le llaman paz…» otro tema lleno de mensaje y de vocación didáctica, donde acaba tomando el control M.A.R.S. para convertirlo prácticamente en una canción más de «A este lado de la crisis», el último disco de Habeas Corpus. Contrasta con el corte de sonido más innovador, «Danzad malditos», de intención funk y el más hip hop gracias a los scratches de Plan B, el nuevo DJ de la banda y la colaboración de Día Sexto. Con estos los temas más desenfadados y vacilones están llenos de mensaje, pero la realidad es que me había hecho ilusiones de un tema de humor e ironía puro estilo Sons of Aguirre, no pierdo la esperanza para el futuro.

Paradójicamente el disco se despide con «Bienvenido al paraíso», una revisión de «Rockin’ in the Free World» de Neil Young. En ella nos devuelven a la realidad que nos espera cuando se acabe la música. De nosotrxs depende tomar nota y hacer algo para intentar que la próxima vez que cantemos «Bienvenido al paraíso» sea desprovisto de ironía.

 

Agenda ocultaTracklist:

01. Intro (Hasta morir si es preciso)
02. Plata o plomo
03. Cambiarlo todo
04. Agenda oculta
05. La huelga
06. Le llaman paz…
07. Danzad malditos (MCA tribute) con Día sexto
08. Bienvenidos al paraíso

Más info: Facebook | Bandcamp